domingo, 11 de septiembre de 2016

VI movimiento

Me mirabas atentamente, paseabas por mi piel sin tocarme, te preguntabas dónde estaba teniéndome delante. Me preguntaba por qué me buscabas sin mover los labios.
El primer movimiento se quedó en intento. Te avisé de que si querías desnudarme no empezases por quitarme la ropa. Tal como vinimos al mundo nos dimos cuenta de que no pertenecíamos al mismo. Y construimos un muro.
El segundo movimiento fue de tus labios y sólo fueron capaz de asesinarnos. Exigías conocer mi paradero, y yo te dibujaba una X en otras sábanas. "Por mucho que abras mis candados no sabrás encontrar el tesoro" susurré. Buscabas oro en el fondo del mar y se te estaba acabando el aire.
El tercer movimiento provocó el reflejo del cuarto, traté de acariciarte y te apartaste. Éramos la broma más triste del universo. Un cuadro sin acabar. Una canción que nadie iba a bailar. Tú y yo volviendo a poner los pies en el suelo.
Fui la protagonista del quinto movimiento, cuando interrogada por tus manos mi única certeza era la salida que iba a tomar. Me puse el vestido que hacía tan sólo unos minutos me sobraba y ahora me parecía poco cobijo.
Mis movimientos se acabaron cuando te diste cuenta que esto no era un juego, y al girarte pusiste fin a tu partida.
Guardé un beso entre tu pelo para que siempre pudieses encontrarme, y desaparecí.
El portazo fue serpiente, que mordiéndome susurró que era yo el veneno.