domingo, 27 de septiembre de 2015

Y

Y qué pasa si te enamoras de mi tristeza. Y si te acojonas ante lo bonita que te parece mi libertad y mi independencia y no sientes la necesidad de encadenarme. Y qué te parece reírte a carcajadas de mis agobios, y bautizas con un nombre bonito a mis inseguridades. 
Y qué pasa si me llamas "mi loquesea" pero jamás te sientes mi dueño. Y si tu risa causa eco en mis heridas, y olvido que sangraban. Y qué te parece creer que hago magia y no tratar de averiguar jamás el truco. 
Y qué pasa si le coges el gusto a aburrite conmigo. Y si nunca nos aburrimos. Y qué te parece si me enseñas otro modo de vivir.
Y qué pasa si me rompes la rutina. Y si me inspiras. Y qué te parece si nos reímos de todos los enamorados de Madrid, sin darnos cuenta de que llevamos horas dados de la mano.
Rompe mis límites si me encuentras.

sábado, 26 de septiembre de 2015

Eres siempre tú

A veces me gusta imaginar que nada habría cambiado, que ayer nos hubiésemos ido a celebrar otro año más cumplido por el que no sonreirías de manera especial hasta que no nos invitases a algo para celebrarlo, contigo, siempre contigo. 
Imagino tus ojos más cansados y tu sonrisa con más arrugas. De intentarlo. 
De vez en cuando llego más lejos, y me imagino cómo me sonreirías ahora que soy como soy, ahora que he despertado. 
No sé como explicarte que la niña llorica quedó atrás -aunque sigo sin saber pronunciarme sobre el dolor sin llorar-, o que mis manos ahora están frías desde que tú no me das las tuyas. 
Ando con demasiadas pestañas y pocos sueños -una de las putadas de estos cuatro años es que me he dado cuenta que el cielo no se puede pedir-.
Supongo que ahora te escribo lo que no te sabía decir, lo que trataba de contarla a ella en todos y cada uno de mis diarios.
Sigo siendo un libro abierto, solo que he aprendido a esconder entre los renglones algunas historias que no tienen por qué ser reveladas.
Me sigue gustando la leche fría hasta en invierno pero nunca le echo azúcar, si te soy sincera solo me la tomaba cuando la echabas tú. 
Sigo hablando hasta debajo del agua, no me callo mi opinión y pierdo el hilo de mis propios monólogos.
Aún miro el jardín sintiendo que falta algo, y conspiro conmigo misma para recordar las recetas que me enseñabas, pero no aprendí. 
Echo en falta que a alguien se le llene la boca de mí porque inundaba su corazón.
Lo que hubiese dado porque lo hubieses deseado, porque fueses tú quien pidiese que te dijese lo mucho que te quiero, y no ser yo la que lo pida ahora.

¿Sabes? A veces nos divierte pensar cómo te pondrías y como nos mandarías callar si nos escuchases hablar de vez en cuando, como aquel día que fui al salón a contarte un chiste verde que ni entendía. Sigues haciéndome sonreír desde la montaña.

Supongo que te lo cuento porque la esperanza es lo último que se pierde, porque desearía pensar que te cuento algo que ya sabes.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

SOY

Soy del color de mis raíces, 
una musa de bolsillo
con el anhelo de que traten de verme en edición coleccionista.

No soy lo que me dicen por mis cumpleaños,
ni lo que trata de grabarme en la espalda tu dedo acusador.

Soy las cenizas de lo que nunca he sido pero debí ser,
el paso de los años 
que me van dando forma de caos.

No soy juez, 
pero siempre quise ser parte
de los pecados de los que confesarte
culpable,
pero no arrepentido.

Soy una mujer,
con risa de niña,
nervios de niña,
de sueños adultos
y de miedos ancianos.

No soy el pétalo que te revienta el corazón con el sonido de un 
'no te quiere'
Soy el tallo de esa flor,
que sujetaban tus manos repitiendo que no tenían nada,
¿Nada?

Soy un intento de lo que quiero ser,
la voz que un día dejará de gritar,
y ahí será cuando empezarás a oírme.

No soy la que dispara
y, aún así, 
la pólvora siempre acaba manchándome las manos
mientras tú tratas de disimular la pistola entre las tuyas.

Soy una armadura efímera,
un muro endeble,
y es que sigo hablando de amor con mi mayor enemigo 
porque no soy capaz de declararle la guerra.

No soy la que busca un príncipe,
yo busco al dragón.


domingo, 6 de septiembre de 2015

Te lo prometo

Yo te lo prometo,
prometo ser el sonido molesto
en los días en los que el silencio duele.
Prometo gritar sin voz
cuando no sepas si quieres hablar
o simplemente tenerme a tu lado.
Prometo soltarme el pelo
y los complejos
cada vez que lo propio sea teñirse del color del amanecer.
Prometo fidelidad a mi palabra
y palabra a mi felicidad 
cuando los espejos reflejen el eco de tu risa.
Prometo echarle un serio a mis fantasmas,
y poner una bombilla en el armario
para que los monstruos no quieran salir a robar tu luz.
Te lo prometo.
Me lo prometo.