martes, 15 de noviembre de 2016

Ele

Ele  abrió los ojos por primera vez hace 23 años. Al ritmo de sus parpadeos se acompasaron los corazones de dos estrellas, y su llanto fue declarado himno del dolor. Ese día ella cambió el mundo, dejando abierta la puerta a la luz y al amor. Ele iba a hacer tres años cuando abrió su corazón para acunar el de Ese.  Le mostró con sus manos como se construía la felicidad, y empezó ella el camino vigilando siempre que Ese nunca se quedase demasiado atrás. La realidad superaba esta vez cualquier expectativa, y era más placentero vivir que soñar. Pero lo que parecía eterno resultó ser terrenalmente efímero, y no tardó mucho en llegar el tsunami. Ele y Ese se calaron hasta los huesos, eran dos corazones inundados. Los lacrimales de Ese eran un poema, y Ele, al entenderlo, respiró  la fuerza del cielo entero y le dio la mano. Vivir se convirtió en algo precioso sabiendo que tras cada tropiezo la otra ya la estaba esperando con los brazos abiertos para recuperar el vuelo. Cuando reían juntas parecía que volvían a nacer las flores, y el mundo era el patio de su recreo. No pasó mucho tiempo cuando Ele comenzó a visualizar un horizonte claro que alcanzaría seguro, mientras que Ese la admiraba preguntándose cuánto tardaría en verla comerse el mundo. Donde una veía blanco la otra sólo veía negro, pero aprendieron a apreciar el gris. Una era orden, la otra caos; Ele tan claramente incansable, Ese tan notablemente rebelde. Ele tan capaz de brillar en la más absoluta oscuridad, Ese tan motivada a conocerlo todo. Ele siendo siempre el mejor abrigo con tal de que Ese no conociese lo que era realmente el frío. Crecieron, y Ele empezó a ver en Ese los ojos del Sol. Crecieron, y Ese reconoció en los ojos de Ele la esencia de la Luna. Cuando el Sol no tenía fuerzas para dar la cara siempre aparecía la Luna, con la promesa tras de sí de una nueva oportunidad, de un nuevo día.

Hace sólo 23 años que Ele bendijo al mundo con su vida, y ahora sigue siendo esa niña que siempre se entregaba en cuerpo y alma por lo que lo merecía, la que camina con paso firme y hace de las calles su terreno, la que hace que Ese no abandone nunca el juego. Sigue siendo la misma mujer que te hace preguntarte cómo le cabe tanto dentro, la que hace lo que siente y no le acobarda el miedo. El opuesto de Ese y su mayor apoyo, la que le regaló la frase de su puño escrita "eran como la luna y el sol, no podían estar juntas pero siempre iba una detrás de la otra" encerrando en palabras el secreto de sus vidas. 

jueves, 3 de noviembre de 2016

ía

Supongo que si me dejas podríamos emborracharnos juntos a cerveza,
reservar el vuelo
para después perder el avión.
Podríamos hacer títeres con mis miedos
y jugar cada noche con ellos.
Quizá sea estúpido,
pero deberíamos reírnos desnudos.
Necesitarás una musa
y yo tengo tiempo
y un cuerpo que te servirá como lienzo;
de rescate nunca pido más que versos.
Acabarías haciéndome escribir.
Opto por experimentar,
por apostar sabiendo que no voy a ganar.
Porque entiendas que no necesito explicar quién eres a mis amigas,
porque te guste que abrace con fuerza a mis amigos.
Vamos a excomulgar nuestros pecados,
a casarnos con la libertad,
me da igual que seamos juzgados.
No me plantearía callarte,
asumirías que no puedo silenciarme.
Tocaría nuestra historia sin necesidad de instrumentos,
me inventaría otros cuentos,
acabaría hablando de ti en sueños.
Acabaría
con
todo
esto.