Ella hoy busca con lupa la nostalgia, haciendo de detective entre las palabras sordas intercambiadas en otras primaveras; busca las pistas que den sentido al crimen, la boca que sopla su castillo de naipes, quién se para a verlo caer. Busca entre las frases las sílabas que faltan, las letras que sobran, y los sentimientos que aún quedan, que no se marchitan.
Y yo miro a través del cristal como pide un abogado con tal de no confesar sus sentimientos, como deja de cantar porque no encuentra el tono de voz con el que antes descolgaba el teléfono, y es que cuántas sonrisas puede llegar a sacar el mismo nombre.
Pero la miro, y la admiro, porque ella se levanta como si no cargase con mares a la espalda, y admiro el hecho de que los afluentes de su río sean los más caudalosos de lágrimas, y aún así ella nunca lleve las mejillas mojadas. Y tú, también la admirarías si te dieses cuenta de que también son los que nunca se desbordan porque ella siempre los salva.