domingo, 30 de noviembre de 2014

He tenido esperanza.

He visto cuerpos sin corazón que quitan la mirada cuando se cruza por delante alguien a quien le va mal; personas que niegan ayudar a los demás si no eres católico, o si no eres español; pero también necesitados que niegan esa ayuda que le ofrecen porque sus intereses confundidos piden para su cuerpo sustancias lejanas de la comida, gente pegándose por un equipo de fútbol mientras que ni se preocupan por los verdaderos problemas de este mundo.  
Pero también he visto personas con un corazón tan grande que no sé como cabe en un cuerpo tan pequeño, he visto manos capaces de dar tanto con tan sólo eso, ojos casi cerrados que desprenden más empatía de lo que son capaces de hacer otros veinte bien abiertos. He visto como carteras diminutas se exprimían hasta el punto de parecer que iban a salvar el mundo con el próximo céntimo, gente bajar a un supermercado únicamente por la necesidad de quien no tiene, y no por la suya, para dar más de lo que pueden si quiera aguantar sus brazos y aún así decir que es una miseria en comparación con lo que habría que hacer; he visto a una niña pequeña darle a su padre un kilo de comida para poder donarlo.
He tenido esperanza.

ATENCIÓN, EL MUNDO ESTÁ CAMBIANDO. TÚ ELIGES SI QUIERES DAR TAMBIÉN ESE PASO.

viernes, 28 de noviembre de 2014

Cuando.

Cuando el 'quiero' y el 'no puedo' se cruzan en la calle del olvido y se dejan hacer,
cuando el corazón y la razón se dan motivos para desnudarse, para juzgarse,
  y para no hacerlo;
cuando tú y yo nos sonreímos fingiendo que podemos eliminar el tiempo,
cuando está ordenada la cabeza, desordenados los papeles y patas arriba el corazón;
cuando las noches son más frías que el invierno, y el corazón prefiere que la nieve le queme,
  creyendo que puede deshacerlo;
cuando él es él, y yo soy yo, descifrando que no habrá más sonrisas que dibujen un nosotros.
cuando las lágrimas salen de tus ojos para desaparecer,
mágicamente,
en el calor de tu sonrisa.
Cuando me canso de cuándos, y dejo de escribir.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Tiempo.

Llevo una semana cruzándome con un alma cansada
más de dos meses sin escribir cartas de amor
unas horas sin desvariar
un año sin llorar por ti en un vagón
unos segundos sin culparte por no asistir
quince años con un mordisco en el corazón
tres sin otra parte de mi
y otros tres sin encontrar a otra persona 
que no me recuerde a nadie
un mes observando las almas perdidas
-que se suben al metro
creyendo que por saber cuál es su parada 
saben dónde quieren estar-
dieciocho años siendo una llorica
diecisiete años convirtiéndome cada día en alguien más difícil
diez años amando las palabras
y tan sólo tres revelándome,

y de todo este tiempo las únicas cosas que realmente me han importado es que a vosotras os faltase vida,
que hace un mes y quince días no cumplieses 49 años a mi lado,
que hace tres años y medio no reconocieses en mis ojos tus pasos.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Cierra el corazón

"Si te vas,
apaga la luz al salir
y cierra el corazón",

y así,

           a oscuras,

                       escuché el portazo.

domingo, 2 de noviembre de 2014

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Creo que una pasión compartida sabe mejor, y creo que el recitar un poema, el darle tu voz a algo que ha salido de ti le da un toque distinto, así que bueno, espero que os guste:
https://www.youtube.com/watch?v=KoxcYwJsgAM

sábado, 1 de noviembre de 2014

Los versos sobre unos besos que enmudecen.

Y puede ser
que ya no queden razones
para que este corazón
quiera mantenerse a flote.
Y también puede ser
que no queden suficientes primaveras
contra éste
como para que brote de él
algo
que consiga romper su muro.
Y es que hay cosas para las que uno
nunca es lo suficientemente mayor;
como para despedirme
de tu beso de buenas noches,
porque sino
 sé
que mis versos
se tornarán oscuros
y vomitarán pesadillas.
Pesadillas que me recuerdan
quién soy,
quien me habita.
Y contra eso, sólo,
he de admitir que soy puntual,
por lo general,
para todo
menos para los asuntos del corazón.
Que nunca cumplo el envío de mis deudas,
no sé arreglar el tiempo
para que funcione el reloj del olvido;
pero siempre llegué pronto
para tatuar mis besos en tu ombligo.
No puedo negar
que me desnudo mejor con palabras,
que quitándome la ropa;
que cada vez que no entiendo algo
lo denomino abstracto.
Odio todo aquello que oculta la verdad,
pero soy la primera hipócrita
que cuando llueve
saca sus máscaras a pasear.
Que fantaseo con el amor
aún queriéndolo lejos,
con esperar en una estación
y que en el desorden
de dos personas perdidas
en un andén
se encuentre una luz de esperanza.
Que estos son los versos
sobre unos besos que enmudecen,
que empiezo pisando fuerte
para acabar besándote suave.
Y si supieras como grita mi interior
preferirías mantenerte lejos,
al refugio de que explote,
al refugio
de que el amor vuelva a cruzarse,
y nos manche.