He visto cuerpos sin corazón que quitan la mirada cuando se cruza por delante alguien a quien le va mal; personas que niegan ayudar a los demás si no eres católico, o si no eres español; pero también necesitados que niegan esa ayuda que le ofrecen porque sus intereses confundidos piden para su cuerpo sustancias lejanas de la comida, gente pegándose por un equipo de fútbol mientras que ni se preocupan por los verdaderos problemas de este mundo.
Pero también he visto personas con un corazón tan grande que no sé como cabe en un cuerpo tan pequeño, he visto manos capaces de dar tanto con tan sólo eso, ojos casi cerrados que desprenden más empatía de lo que son capaces de hacer otros veinte bien abiertos. He visto como carteras diminutas se exprimían hasta el punto de parecer que iban a salvar el mundo con el próximo céntimo, gente bajar a un supermercado únicamente por la necesidad de quien no tiene, y no por la suya, para dar más de lo que pueden si quiera aguantar sus brazos y aún así decir que es una miseria en comparación con lo que habría que hacer; he visto a una niña pequeña darle a su padre un kilo de comida para poder donarlo.
He tenido esperanza.
He tenido esperanza.
ATENCIÓN, EL MUNDO ESTÁ CAMBIANDO. TÚ ELIGES SI QUIERES DAR TAMBIÉN ESE PASO.