martes, 20 de diciembre de 2016

NO VAMOS A CALLARNOS

Y nos quieren sin pelos
pero con pelos en la lengua.
Que demos buena conversación
pero no hablemos demasiado.
Abiertas de mente para entender su situación,
pero cuidado con cuánto abres las piernas.
Me dicen que la desigualdad nos la inventamos,
que luchamos por algo que ya hemos ganado.
Cómo vamos a ganarlo
si no hemos luchado todos de la mano.
Que nos quejamos,
que no es para tanto.
Pero hoy han ASESINADO a otra mujer,
ha muerto por culpa de otras manos,
ya no ríe,
ya no llora,
no volverá a abrazar a sus hijos,
nadie volverá a escuchar sus latidos.
Y, mientras tanto,
otra chica tirita,
vuelve corriendo a casa,
porque por la noche ella no debería ir sola,
porque la noche la frecuentan monstruos,
y esos monstruos son humanos,
pero no personas.
Y yo sólo quiero que la calle y la noche
también sean nuestras.
Que estaréis hartos de escucharnos,
y nosotras de los gritos que califican de piropos
cuando a mis oídos sólo llega la palabra "asco".
Que necesitamos un cambio,
no hablar de víctimas,
vivir sin miedo,
seguir vivas.

Vivir amando.

martes, 15 de noviembre de 2016

Ele

Ele  abrió los ojos por primera vez hace 23 años. Al ritmo de sus parpadeos se acompasaron los corazones de dos estrellas, y su llanto fue declarado himno del dolor. Ese día ella cambió el mundo, dejando abierta la puerta a la luz y al amor. Ele iba a hacer tres años cuando abrió su corazón para acunar el de Ese.  Le mostró con sus manos como se construía la felicidad, y empezó ella el camino vigilando siempre que Ese nunca se quedase demasiado atrás. La realidad superaba esta vez cualquier expectativa, y era más placentero vivir que soñar. Pero lo que parecía eterno resultó ser terrenalmente efímero, y no tardó mucho en llegar el tsunami. Ele y Ese se calaron hasta los huesos, eran dos corazones inundados. Los lacrimales de Ese eran un poema, y Ele, al entenderlo, respiró  la fuerza del cielo entero y le dio la mano. Vivir se convirtió en algo precioso sabiendo que tras cada tropiezo la otra ya la estaba esperando con los brazos abiertos para recuperar el vuelo. Cuando reían juntas parecía que volvían a nacer las flores, y el mundo era el patio de su recreo. No pasó mucho tiempo cuando Ele comenzó a visualizar un horizonte claro que alcanzaría seguro, mientras que Ese la admiraba preguntándose cuánto tardaría en verla comerse el mundo. Donde una veía blanco la otra sólo veía negro, pero aprendieron a apreciar el gris. Una era orden, la otra caos; Ele tan claramente incansable, Ese tan notablemente rebelde. Ele tan capaz de brillar en la más absoluta oscuridad, Ese tan motivada a conocerlo todo. Ele siendo siempre el mejor abrigo con tal de que Ese no conociese lo que era realmente el frío. Crecieron, y Ele empezó a ver en Ese los ojos del Sol. Crecieron, y Ese reconoció en los ojos de Ele la esencia de la Luna. Cuando el Sol no tenía fuerzas para dar la cara siempre aparecía la Luna, con la promesa tras de sí de una nueva oportunidad, de un nuevo día.

Hace sólo 23 años que Ele bendijo al mundo con su vida, y ahora sigue siendo esa niña que siempre se entregaba en cuerpo y alma por lo que lo merecía, la que camina con paso firme y hace de las calles su terreno, la que hace que Ese no abandone nunca el juego. Sigue siendo la misma mujer que te hace preguntarte cómo le cabe tanto dentro, la que hace lo que siente y no le acobarda el miedo. El opuesto de Ese y su mayor apoyo, la que le regaló la frase de su puño escrita "eran como la luna y el sol, no podían estar juntas pero siempre iba una detrás de la otra" encerrando en palabras el secreto de sus vidas. 

jueves, 3 de noviembre de 2016

ía

Supongo que si me dejas podríamos emborracharnos juntos a cerveza,
reservar el vuelo
para después perder el avión.
Podríamos hacer títeres con mis miedos
y jugar cada noche con ellos.
Quizá sea estúpido,
pero deberíamos reírnos desnudos.
Necesitarás una musa
y yo tengo tiempo
y un cuerpo que te servirá como lienzo;
de rescate nunca pido más que versos.
Acabarías haciéndome escribir.
Opto por experimentar,
por apostar sabiendo que no voy a ganar.
Porque entiendas que no necesito explicar quién eres a mis amigas,
porque te guste que abrace con fuerza a mis amigos.
Vamos a excomulgar nuestros pecados,
a casarnos con la libertad,
me da igual que seamos juzgados.
No me plantearía callarte,
asumirías que no puedo silenciarme.
Tocaría nuestra historia sin necesidad de instrumentos,
me inventaría otros cuentos,
acabaría hablando de ti en sueños.
Acabaría
con
todo
esto.

martes, 25 de octubre de 2016

P

Ella tiene un sonotone que pita cuando tose, cuando ríe y cuando la abrazo demasiado fuerte. 
Tiene unos brazos que acunan una familia entera, que son el pilar de una casa, que siempre están abiertos a cualquiera. 
Sus manos son portal de entrada y salida del arte, donde la posibilidad de que la magia exista aparece cuando roza el lienzo. Que sus manos son su retrato, y con ellas me acaricia. 
Que es capaz de ver más allá con sus ojos; y, con ellos, me guía.

domingo, 9 de octubre de 2016

Una y otra vez

Seguí buscando, tristemente, el retrato de mi cuerpo en algún poema; la nostalgia de mis labios cada vez que relamías los tuyos; que notases mi ausencia cuando faltaba mi pelo enredado entre tus manos. Pero no encontré nada.

Temí que tu cama te resultase más cómoda sin mí, que no me pensases en la parte subida de tono de esa guerra; que en la oscuridad no buscases mi silueta. Lo fácil que te hubiese sido tenerla...

Te imaginaba buscando una buena excusa para hablarme, sin saber que querer hacerlo era suficiente. Y mientras tanto yo te hacía preguntas absurdas. No te molestaste si quiera en responderlas.

Prefería moratones que me recordasen dónde habían estado paseando tus manos que esta ausencia de calor, que este estúpido cielo despejado, quería llover y me seguía secando.

Me consoló reconocerme en el espejo, a la vez que notaba en mis ojeras el cansancio, en mis comisuras tus antiguos pecados; en mi desnudez, la libertad de aquel fracaso.

domingo, 11 de septiembre de 2016

VI movimiento

Me mirabas atentamente, paseabas por mi piel sin tocarme, te preguntabas dónde estaba teniéndome delante. Me preguntaba por qué me buscabas sin mover los labios.
El primer movimiento se quedó en intento. Te avisé de que si querías desnudarme no empezases por quitarme la ropa. Tal como vinimos al mundo nos dimos cuenta de que no pertenecíamos al mismo. Y construimos un muro.
El segundo movimiento fue de tus labios y sólo fueron capaz de asesinarnos. Exigías conocer mi paradero, y yo te dibujaba una X en otras sábanas. "Por mucho que abras mis candados no sabrás encontrar el tesoro" susurré. Buscabas oro en el fondo del mar y se te estaba acabando el aire.
El tercer movimiento provocó el reflejo del cuarto, traté de acariciarte y te apartaste. Éramos la broma más triste del universo. Un cuadro sin acabar. Una canción que nadie iba a bailar. Tú y yo volviendo a poner los pies en el suelo.
Fui la protagonista del quinto movimiento, cuando interrogada por tus manos mi única certeza era la salida que iba a tomar. Me puse el vestido que hacía tan sólo unos minutos me sobraba y ahora me parecía poco cobijo.
Mis movimientos se acabaron cuando te diste cuenta que esto no era un juego, y al girarte pusiste fin a tu partida.
Guardé un beso entre tu pelo para que siempre pudieses encontrarme, y desaparecí.
El portazo fue serpiente, que mordiéndome susurró que era yo el veneno.

domingo, 21 de agosto de 2016

21V

No pienso en ti por ti
sino porque apareció la idea
contigo
de un plural que no supimos conjugar,
con mi singular manía de desordenarlo 
todo
y la estúpida convicción de poder
al fin
amontonar mis manías 
y barrerlas junto a mis miedos.
Pudiendo volar 
elegí hacerlo a ras de suelo
y, otra vez,
no me funcionaron los frenos;
no te preocupes,
mi airbag nunca salta a tiempo
así que ahora,
lo que barro,
son los restos.


sábado, 6 de agosto de 2016

La flor que siempre quise en mi jardín

Sé que ella era la flor que Antonio Flores siempre quiso en su jardín. La chica de ayer que Antonio Vega, y cualquiera, hubiese rezado porque volviese cada día. Que era el propio mundo el que se preguntaba que hacía una chica como ella en un sitio como este, y ni Burning supo responderse. La mujer por la que Neruda me hubiese cedido los versos más tristes aquella noche. Ella es la X que marca el tesoro en cada mapa, que el grito de Munch no es más que el reflejo del corazón de todos los que la vieron marchar y fueron presas del pánico. La luz que guía cuando entristecen las estrellas. La duda en cada pétalo y la certeza en cada flor. Es ELLA, y me da igual si no hay un "Él", que será la única razón en mis plegarias. Sería musa de poetas, y dejaría en ridículo a cualquier Venus si sonriera.

Que mi corazón desde entonces es la Acrópolis de Atenas, que sigo en  ruinas; pero sigo por ti. Y sé que no es nada, pero eres el motivo por el cual elegí como forma de morir escribir.

jueves, 4 de agosto de 2016

FINDING SILVIA I

"Me moriré en París con aguacero, 
un día del cual tengo ya el recuerdo. 
Me moriré en París —y no me corro— 
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso 
estos versos, los húmeros me he puesto 
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto, 
con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban 
todos sin que él les haga nada; 
le daban duro con un palo y duro

también con una soga; son testigos 
los días jueves y los huesos húmeros, 
la soledad, la lluvia, los caminos..."

César Vallejo

"Moriré durmiendo, evitando cualquier dolor, huyendo del sufrimiento", dije cuando me preguntaron cómo preferiría morir. Supongo que siempre me había imaginado muriendo de cáncer en una cama. 
"Yo moriré mirando a los ojos a la persona que ame"- me respondieron. En ese mismo instante recuerdo que me pareció hasta bonito morir, imaginé una cama inmensa en la que sólo había hueco para dos. Ahora tampoco creo que me convenciese, tengo sólo dos ojos y un corazón que late por un número mayor de personas. 
Ahora que lo único que temo de la muerte es el dolor que puede causar, pero no a mí, sino al otro, tengo claro que pienso hacerlo todo. Moriré probablemente un día durmiendo, cuando tú te levantes y sin que lo sepa, te vayas, y no volveré a despertar igual aunque abra los ojos por la mañana. Moriré mirando a los ojos a la persona que ame, cuando inevitablemente me rompa el corazón, o quizá cuando el suyo deje de latir. Además, hoy es jueves, pero es verano, y vivo porque morir ahora mismo no me llama. No soy aquella niña asustada. Y cuando lo haga, cariño, pienso ser más arruga que mujer, contaré aún más veces las cosas de las que ya lo hago, porque en ese entonces ya tendré algo que decir que merezca la pena escucharse. Pienso ser anciana de pelo blanco y un moño alto, tengo claro que tendré las comisuras llenas de historias que un día me hicieron reír. Voy a vivir la vida que la muerte le arrebató a ellas. Ligaré con ochenta años porque me compraré una faja que me ponga el culo en su sitio, y lo haré con la cabeza bien alta. Probablemente tendré las orejas rajadas, por el peso de los pendientes y las gilipolleces que tenga que escuchar. Tendré los ojos caídos pero nadie lo verá tras unas gafas de culo de botella, se fijarán más en lo caídas que tendré las tetas. Haré un año de Papa Noel por Navidad porque me gusta como me sienta el rojo, y ya será hora de probarme la barba. Me dedicaré los libros que me regale, porque no siempre aciertan. No daré caramelos a los niños en el parque porque lo más probable es que me los coma yo. Aunque no esté sorda responderé siempre lo que quiera. Cederé mi sitio en el metro a la persona con la sonrisa más bonita. Me caeré por las escaleras y se me abrirá el corazón, ensuciaré los escalones con mi sangre y haré que los corruptos se resbalen. Tiraré monedas en vez de pan a las palomas en el parque, y pagaré mis deudas con el pan que otros deberían probar. Pensaré en mí como si de otra persona se tratase. Comeré únicamente aquello que no me conviene. Seguiré escuchando rock, y cantando con el puño en alto mensajes de reivindicación.  

Pero, a la mierda, no pienso morir.

lunes, 25 de julio de 2016

V25

Hoy quiero salir sin sujetador a la calle,
que me admitas que no entiendes mis daños aunque hayas soplado mis velas cada año.
Quiero escaparme a un manicomio,
hacerme otro tatuaje,
que sellen mi pasaporte para no ir a ninguna parte,
pero estar en todas.
Voy a mirarte lo más triste que sé,
empezaré a trabajar un sábado cualquiera,
creerás que mi película es una versión adulta hasta que veas los dibujos de mis sábanas.
Te diré que todo va bien mientras lloramos porque conocemos la verdad;
me susurrarán que me quieren mientras intentan coserme la sombra de nuevo,
ya os anuncié que no soy Peter Pan,
que aunque parezca una niña nunca aprendí a volar
porque intentaron asesinarme a los tres,
y me fusilaron a los quince.
Quiero recuperar mi goma
y borrar a estos políticos,
ojalá en un debate a cuatro:
un padre que no puede dar de comer a sus hijos,
una mujer maltratada,
un sin techo
y tú, que sabes más de lo que hablas.
He imaginado tantas veces mi funeral
que la única constante que no he sabido despejar soy yo,
polvo,
en esa caja.
Ojalá te rías tanto que sin darte cuenta acabes en el cine conmigo,
que me cuente que ha echado el mejor polvo del mundo,
consigo mismo.
No quiero la limosna de tus palabras,
hace tiempo que no sienten nada.
Hoy han tecleado junto a mi soledad,
creo que la han arropado.

Te espero en la orilla del mar,
ahogando una a una todas las canciones
que no me vinieron a rescatar.

miércoles, 6 de julio de 2016

VII

Tenía las manos tan frías como mi corazón, no éramos las piezas de un puzzle pero era otro modo de encajar. Era inevitable el escalofrío cuando bajaba lentamente con la yema de su dedo por mi espalda, cuando retrocedía sin esfuerzo por cada una de mis vértebras, subiendo con sus dedos mis escaleras, y volvía para hacer curva en mi mandíbula. Parecía mentira que conociéndole tan poco tuviese tantas ansias de saber hasta el último de los pensamientos que le rondaban por la cabeza. Derrapaba por mi cintura y pasaban a toda velocidad por mi boca las ganas de preguntarle por su vida. Su risa era un canto a la libertad del que reivindica lo que quiere y no lo que puede alcanzar. 
Por suerte mi hielo servía de resistencia, de escudo y de anestesia. Yo con ese pánico tan latente a las operaciones y él abriéndome el corazón en canal con un pulso firme y radical. Me descosía cada noche la herida que abría de par en par la jaula de mi locura, para volver a esconderla tras la cordura de ese hilo con el que la cerraba en cuanto los primeros rayos de sol amenazaban por la ventana. Cada noche la luna nos dejaba boquiabiertos, recuperábamos la sensación de ser dos niños sin complejos que se sentaban en el regazo de su abuelo. Yo me acurrucaba y él tomaba siempre de la mano a sus fantasmas. Qué bonita se veía la vida bajo ese tono de blanco imperturbable.
No sé cuántas noches pienso en la que él me beso la punta de los pies. Me dijo que había recorrido más que la mayoría de los que andan teniendo en mente cada kilómetro. Sonrió curvando sólo una de las comisuras: "debes estar cansada". Esa noche me cuidó, fue la misma que me miró a los ojos y usando su dedo como batuta hizo cantar a los árboles. Y con ese fondo de orquesta me habló de mí. Me dijo que en su soledad me imaginaba feliz, que tenía una casa en la que el último escalón chirriaba, y el eco de las paredes sólo devolvía la risa. Que aunque viviese entre cuatro paredes mi alma no se podía enjaular, que tenía siempre más ganas de huir que de estar, y que si mirabas bien sabías que mi yugular tenía grabada a fuego la palabra libertad. Que iba a coger muchos más metros sin ningún destino como hice ese día, pero que ninguno sería comparable a aquel. Que cuando cerraba los ojos con más fuerza nos veía sonriéndonos de un lado al otro de la acera, y que no siempre íbamos en caminos contrarios. Que sembraría un trocito de mí en cada parte del mundo, y que el día en que recogiese sus frutos no me cabrían todos en los brazos. Nos imaginaba abrazados. 
Recuerdo bien que después me miró y silenció a los árboles. Madrid pareció un poco menos gris durante un instante. 
Mis demonios esa noche la pasaron con sus ángeles.


lunes, 30 de mayo de 2016

"Un año más te echaré de menos"

Miento si te digo que estoy acostumbrada a que me afirmen de ti las preguntas que me digo. Sé más lo que debería sentir por lo que me cuentan que por nosotras; de hecho desde pequeña me dejaron claro que si estuviesen de mi piel ellos ya se la habrían arrancado, quizá yo soy un monstruo por seguir luchando, siempre he creído que es lo que te hubiese gustado. Me dicen que se lo cuentan todo, y no saben que yo empecé a escribir(te) porque creí que era el mejor modo de comunicarnos. Me comentan que tu abrazo es siempre el cielo como si yo no lo hubiese imaginado. Me asesinan cuando dicen que qué suerte tengo, si lo sé sin saberlo. Me dijeron que rezase por ti cuando sólo hiciste falta tú para desmontar los pilares de mi religión. Me pidieron que aguantara mientras ellos la tenían al volver a casa. Me consolaron y hablaron en tu nombre cuando no saben que yo tacharía de ruido cada sonido por conocer el que hace tu risa. Me compadecieron en vez de tenderme una mano. Se interesaron por el motivo y no trataron de reconstruir las consecuencias. Prefiero pensar que no sabían que mentían cuando decían que el tiempo cura, debe ser que nunca vieron el efecto invertido de ese segundero. De ti fui yo y de mí no sé qué fue tras el viento. Me hablaron de tu reflejo en mis gestos, de tu rostro en sus mejillas, le dieron vida a sus recuerdos. Me enseñaron a deshojar margaritas en busca de un 'te quiero' y yo sólo sé verte a ti en cada ramo. 

sábado, 28 de mayo de 2016

Qué pasa si tú soplas y yo soy polvo.

Llama a la puerta otra vez este corazón pesado, que a veces no hace más que estancarse en el pasado; mientras, tú sigues quitándome las piedras del camino, sin entender que para tropezarme sólo necesito mis pies y me sobran tus manos. Sigues encendiendo las velas cada cumpleaños, sugiriéndome que pida un deseo, pero aún no has visto que hace tiempo que cuando las soplo lo único que se cumplen son los años y no se hace realidad el deseo de prenderlo todo. Porque el fuego no deja cenizas, sino polvo. No me soples los deseos de las pestañas, que hace tiempo que lo único que crecen ahí son telarañas, y yo cierro los ojos esperando que te enredes. Y que a mí me dejen de dar miedo las arañas. 
Si quieres ayudarme, apártame esos prejuicios ninfómanos que tienen siempre ganas de joder a alguien, que aún no pienso ahogarme. Hazme el favor y mira tú por mí el reflejo del espejo. Quiérete y ya me iré queriendo yo luego. Despierta esta noche a tus delirios y enciérrate en mis males. Desata los hilos a ese tú al que siempre escribo. Abre la boca que esta noche suenan las doce en tu campanilla, que esta cenicienta no admite más derrotas. Sopla, que soy polvo, y voy a reconventirme en victoria. 

lunes, 23 de mayo de 2016

LA SOMBRA DE LAS FRONTERAS

Cuando me hablaron de igualdad
me escondieron que utopía era su sombra,
que siempre se agazapaba detrás.
Cuando me hablaron de igualdad,
no me contaron que sus manos llevarían las migas
y que a mí me sobraría el pan.
Cuando me enseñaron lo que era la libertad
me dijeron que podría pensar lo que quisiera
que podría amar a mi manera.
Y así crecí,
y me di cuenta que era como ellos quisieran
que mi manera tenía como límite su ceguera,
que el ancho de mi cartera
sería proporcional a los pecados que se me iban a perdonar.
Aquella vez que me dijeron lo que era la libertad
no me dijeron que la mía tendría minúsculas barreras
en comparación con vuestras fronteras,
que no llevan mi nombre.
Cuando me dijeron lo que era la justicia
escribieron en letra pequeña que todo iría bien
cuando la balanza estuviese a nuestro favor.
Cuando me enseñaron lo que era la justicia
comprendí que ésta estaba más cerca de su funeral
que de volver a brillar.
Cuando quise a la Justicia
fue cuando vi miles de corazones caminando de la mano
por una causa que no era la suya, pero era motivo de desdicha.
Cuando me enseñaron a compartir
me dijeron que debía tender mi mano,
que debía abrir los ojos al mundo que habíamos estropeado,
pero que uno sólo no conseguiría un cambio.
Y luego aprendí que mi mano chocaría con sus mandos,
que tratarían de mantener mis ojos tapados,
pero que yo iba a ser parte de ese cambio.
Cuando dejaron de hablarme de ideales mancillados,
de sueños desgastados,
entendí que mi corazón estaba al otro lado.
Que cada frontera en pie
 obliga a otra parte más del mundo a vivir arrodillado,
que cada frontera en pie
condenaba al otro lado todo lo que había soñado.

martes, 3 de mayo de 2016

A veces intento hacer cosas bonitas; otras, escribo

Hoy he sonreído a un niño en el metro. Iba él, pequeñito, entre tres adultos que deberían asemejarse más a gigantes que a flores, con los ojos tan abiertos como el que lleva el corazón listo para amar. Y así, él, automáticamente iba mirando una a una todas las caras del metro, sin prisa pero sin pausa, miraba una a una a una velocidad moderada, sin frenar un segundo. Cuando ha sido mi turno le he sonreído, y cuando ya iba a llegar a la siguiente cara ha frenado, se ha sorprendido. Me ha mirado atónito. Cualquiera diría que nunca había visto una sonrisa en el metro, pero después de recapacitar caí en la cuenta de que yo tampoco. 

Nadie le sonríe en el metro. 

Nadie te sonríe en el metro. 

Nadie me sonríe en el metro.

Y así sigo, dándole vueltas al hecho de que no sé qué me duele más, que él se haya sorprendido por una sonrisa, o que el momento que ahora me aterra sea el único en hoy en que verdaderamente he sonreído.

miércoles, 27 de abril de 2016

Dime

A dónde vas ahora que nadie te espera
dónde miras desde que nadie te observa,
qué haces desde que nadie cuenta contigo,
qué visitas desde que tienes entrada libre con código de barras a cualquier ombligo.
Es ahora cuando te has dado cuenta 
que las mejores canciones las cantamos al oído,
son las que no te escribo,
los versos que por telepatía ni te digo
las sonrisas que te camino.
Ahora que nadie te pregunta
dime a quién sueñas,
ahora que nadie te planea
dime por dónde has decidido perderte.
Ahora,
que el tiempo no te importa,
susúrrame por qué respiras
y por quién cojones te ahogas.

sábado, 23 de abril de 2016

El día que no verás.

Esa parte escondida que ve la vida a través de las esquelas,
que pone un filtro blanco y negro a la felicidad 
dándole el aspecto de un recuerdo viejo.
El discurso en el funeral 
y el corazón en el ataúd,
arañando los miedos que me cubren
enterrándome bajo tierra.
Estuvisteis en mi propio funeral 
y soplasteis las velas,
dejándome a solas con mi miedo a la oscuridad.
Sobreviví entre flores y gusanos,
imaginé que brotaban ramas de mis manos. 
Era más fácil reptar que levantarse,
más sencillo dejar brotar la sangre
que tratar de curarme.
Y, aún así, reí
y os llegó el eco desde la ultratumba.
No nos vamos a morir
por hablar de cómo dejaremos de vivir,
no dejaremos de sonreír
por morir.

miércoles, 6 de abril de 2016

Pirata

Y pensaba que te repetías,
que tras cada coma venía una historia que ya conocía.

Eso mismo debían sentir cuando,
cada vez que volvía la nostalgia al mando,
yo volvía a hablar de ti.

viernes, 1 de abril de 2016

ME QUIERO

Hoy os digo que me da igual,
QUE ME QUIERO,
que me creo,
que me cuido,
y que siempre me espero.
Que lo cuento,
sí,
porque me duele ver que sólo proclamamos el amor
cuando es a otros,
y nos dejamos desnudos de caricias
de susurros,
de sonreírnos al espejo.
Que hoy me siento bien,
y lo grito,
que hoy me río
y bailo con el eco de mi risa.
Que sonrío por mi
y no por unos falsos halagos,
que no necesito calor ajeno cada noche
que llamarme  "bonita"
también me lo sé llamar yo.
Esta noche,
os juro que puedo.

miércoles, 23 de marzo de 2016

95 primaveras

Tú, que eres hermano, padre y abuelo.
Que eres luchador, reivindicador de la libertad y obrero.
Que has sido refugiado, perseguido y supuesto enemigo.
Tú, que eres esperantista, soñador y un amante de la vida.
Que eres niño, amigo y marido.
Tú, que eres sombrero, traje y estrella en el pecho.
Tú, que eres curiosidad, alegría y canción.
Tú, que eres escritor maestro y ejemplo.
Tú que estás, pero sobre todo eres.
Tú, que eres 95 veces vida.

Felicidades,
te quiero.

domingo, 6 de marzo de 2016

*

Y me pides un baile, un beso y un verso.
Y me pides que te cante, que me abra, que finja que sólo será esto.
Y me pides que me ría, que sonría, que imagine que no se quedará sólo en un momento.
Quieres que te mire, que te susurre que vivimos en un mundo más libre, que la blusa no sea tan alta, que no se te atragante el alma.
Con la mirada me pides que te viva, que te arranque la felicidad con mi risa, que lleguemos al punto auge y que después siga.
No me pidas que te destruya.
No me pidas.

jueves, 25 de febrero de 2016

Siempre un poco más allá

Y me miras fijamente a la cara.
Y hablas de mi pelo, de que se ondula donde roza con la espalda. Pero no sabes que adoro que me acaricien paseando las yemas de los dedos suavemente hasta casi tocarme el alma.
Te da por fijarte en la marca de mi frente. Y yo te cuento aquella vez que se me resbaló un peluche tras el radiador y creía que tenía los superpoderes suficientes para atravesarlo; pero no me oirás decirte cuántas veces imploró un buenas noches que acabase con un beso ahí marcado. 
Tienes la extraña manía de fijarte en mis pestañas, de animarme a pedir deseos en los que ya no creo; porque una pestaña caída ya no mueve un corazón de fuego.
Te frenas de seco en mis ojos, me dices que a veces los descubres. Y con ellos te suplico que entiendas que tengo una mirada demasiado simple, que no han visto nada en comparación con lo que he tenido que imaginar para poder comprender. Que probablemente los tenga bañados de ayer, y que extrañamente es cuando más bonitos parecen. 
Sigues como el que vuelve a poner el tren en marcha pero tiene cerca la siguiente estación, vas decidido pero con precaución. Miras mi nariz y mis mofletes, y sé que te gustan porque les dedicas una sonrisa. No lo notas, pero me sonrojo y te respiro, y es precioso que tu olor sea tan tuyo, pero tanto, que jamás lo quiera hacer mío. 
Me miras los labios, y sonrío. Es un efecto reflejo que tienes cuando lo hago hacer tú lo mismo. Y veo que me estudias los labios. Parece mentira que me calle todo lo que los he usado para fingir una felicidad que no era mi estado. Pero es entonces cuando los uso para hablarte de que jamás van a permanecer callados. Y asientes. No estás asustado.
Curvas tu mirada en mi cuello y cualquiera diría que nos gustamos, sigues la línea de mi cuerpo  y me rozas las muñecas.
Te frenas en mis manos. Sé que vas a pedirme que te escriba algo, que crees que el amor hace magia con estas manos pero estás equivocado. Nunca supe acariciar algo a menos que estuviese todo destrozado, y acabase yo sangrando. 

sábado, 30 de enero de 2016

Querida y malherida, Justicia.

No sé si le sangra el alma o le queman los ojos, pero si abres el armario aún se la oye gritando, encadenada. El volumen de sus pensamientos me ha reventado los oídos, cuando se pregunta por la noche si nadie escucha la señal de auxilio. Perdí la cuenta de cuántas veces se ató esa "cordura" al cuello y tiró sin piedad, dejándose libre en el instante en que se dio cuenta de que existe aunque nadie la vaya a rescatar. Pero ella tiene esperanza, porque sino nosotros estaríamos perdidos, y se levanta recién ahorcada casi muerta, para exponerse tal como vino al mundo, desnuda y sin vergüenza, libre y con razón, a ver si alguien la recuerda. Con la necesidad en los huesos de que el telediario la afirme y no la interrogue; con la necesidad en las manos de que abra el periódico y no se anuncien más funerales a deshora, de que las esquelas no lleven otro remitente que el de la edad. 
Pero otro día más, inconscientemente, se clava las uñas en la piel cuando tratan de justificar que una bomba se cobró esas vidas porque dos días atrás el actual opresor era el oprimido; y busca el modo de enterrar su cabeza entre las cenizas que hacen de ella cuando leen la carta de un niño que no podía seguir viviendo así, que no quería ni ir al colegio. Y siente como se muere cuando la realidad de tanta gente que sufre tras una valla o a las puertas de un país queda tan lejos de las pesadillas de ese uno por ciento del mundo que tiene tanto como el noventa y nueve restante. Y se le acaba la respiración cuando acaban las noticias y no han llegado si quiera a mencionar las barbaridades de algunos lugares del mundo donde está a la orden del día la sangre y nadie sabe lo que es la libertad.

Ella nació soñando que un día no existiesen las noticias de las tres ni las de las nueve, porque por fin alguien se le había declarado diciendo: "joder, Justicia, qué bonita eres; pienso andarte hasta que alcance la igualdad. Y de este principio pienso crear mi precipicio. Dime, Justicia, ¿dónde habías estado?". Y ella le contaría la historia de cómo un día los hombres le dieron la espalda para no ver, para no creer, para no saber lo que realmente era doler.

martes, 19 de enero de 2016

Aquí puedes venir a romperte, temerario

A veces, tenía que dejar de mirarte. Podías hundirte tú, pero yo no iba a ahogarme más contigo. Porque te miraba cuando el sol te iluminaba la cara, y tú sólo sabías darle la espalda y contemplar su sombra, y a más luz más sombra, y tus tinieblas a veces me acojonaban. 
¿Te acuerdas el día en que te vi feliz? Tú, querida mente voladora, me dijiste que lo eras porque descubriste que podías sentir tristeza, que eso significaba que fluías. Me contaste cuánto tiempo habías estado tratando de recordar qué era doler, que el día en que lo sentiste sólo eras capaz de reír; como el que se obsesiona por amar y el día en que roza el amor abraza al sentimiento en vez de al amado. 
Siempre fuiste a contracorriente, pero, a mí no me engañas, sólo porque adorabas chocarte con la gente de frente y no vivir siguiendo a paso militar una espalda.
¿Qué te rondaba por la cabeza cuando te mirabas al espejo y comprobabas, por el número de arrugas que producían tus ojeras, cuantos años tenían tus lágrimas? No eras un árbol, amor; pero siempre pensaste en lo maravilloso qué hubiese sido ver el sol a través de las copas de los árboles, perderte y rasgarte entera por las cortezas. Aunque luego desechabas esa imagen de tu cabeza pensando que no sobrevivirías una noche a tus miedos.
A día de hoy todavía no te he descifrado, te tragaste la llave antes de poner el candado. ¿Creías que algún día llegaría algún kamikaze con ganas de asomarse al abismo que producen a veces tus ojos y que trataría de alcanzarla, verdad? No te culpo, yo también fantaseo con que alguien quiera conocerme por dentro, siempre fuimos igual de idiotas. 

Por favor, si mañana decides que te rajas, que vas a destruir esa muralla, avísame, te dejaré lanzarme la primera piedra.

viernes, 8 de enero de 2016

"I'll follow you when the stars go blue"

Que te vayas todo lo lejos que quieras,
tanto como puedas,
pero que cuando te gires siempre te veas reflejado en mí,
pero gírate.
Que sonrías,
por nosotras, por ti,
que sonrías cada vez que yo lo haga.
Que sueñes todo el rato,
cuando te duermes en el sofá,
o cuando perdemos la señal.
Que te quejes,
de mi desorden
o de tu jefe,
que no me importa,
pero que te quejes.
Que no pierdas tu manía de dejar la luz encendida
pero acuérdate siempre de apagarla
cuando quieras que me vaya.
Que te siga dando igual lo que la gente diga,
pero que me hablen tan bien como siempre de ti,
y esta vez diga que yo también lo sé.
Que me cuentes tu vida antes de mí,
que recuerdes cuando eras más niño que yo,
que se te grabe a fuego todo lo que me has hecho reír.
Que no vuelva a sentirte lejos,
que cuando te abrace sepa que será a ti al que seguiré
cuando las estrellas estén tristes. 
Que sea la primera vez en mucho tiempo
que todo no parece tan negro,
que no sea la última.
Que vivas,
por favor,
siempre a tu manera. 
Que te desvivas,
por favor,
siempre a mi vera.
Que te quiero.