miércoles, 8 de noviembre de 2017

S E M B R A N D O

Careciendo de tumba en el cementerio,
tendría ramos de flores en los lugares donde tú reíste,
en los sitios que amaste.
No dejaré flores donde te marchaste,
se marchita mi alma en el marco de esa montaña.
Llevaría flores al viento,
que cayesen pétalos en el mar de Aguamarga,
y tus flores nunca dejarían de vivir en tu cama de Manzanares.
Sembraría el cuarto entero,
y sería el piso de la vida,
la que te merecías,
la que se merecía.
Por descontado,
en mi casa tienes plantada
para ti
la rosaleda entera.

Y cómo decirte
que de las raíces que me recubrían el corazón
han crecido margaritas.