sábado, 30 de agosto de 2014

He empezado guerras sin enterarme, he envainado mi espada para dejar que me corten limpiamente la cabeza, he movido ficha sin haberme preparado, he sido una contradicción, y ahora qué. Pues ahora paseo por las calles de Madrid, comprobando que no existe un rincón tranquilo para mí; me he dado cuenta de que si no hay moratón nadie ve que duela, que sin palabras nadie sabe escuchar un corazón con tanto que decir, por eso enmudece ahora.

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