miércoles, 19 de marzo de 2014

No sé vivir sin ti, no sé vivir contigo.

Tal vez no existe un amor de película, de cuento de hadas, pero sí que existen amores que te hacen sentir que después de esa persona todo se queda corto, que después de esa persona no hay nada más, el amor puro, que te lleva a amar de una manera loca, profunda y sobre todo sincera, ese amor que no tiene nada que envidiar al amor de princesas, porque nunca va a venir a rescatarnos de un peligro un príncipe a caballo para después llevarnos al castillo donde seremos felices y comeremos perdices, no, pero ¿y qué? El amor de cuento está sobrevalorado, porque lo que sí que hará aquel que ames será venir un día a buscarte a tu portal, robarte un beso, o superar baches, porque en la vida real los hay, claro que los hay; pero qué hay más bonito que una verdadera reconciliación, que estar abrazados en el sofá, que que te hagan reír, que ponerte su camiseta después de habérosla quitado entre besos un rato antes, que imaginar un futuro juntos, ¿y qué más da que no sea en un palacio mientras pueda encontrarle cada noche debajo de mis sábanas? Y es que cuando uno ama se vuelve un poco loco creo yo, y puede llorar en un momento de máxima felicidad, o reír en el  peor momento porque no puede ni creerse lo que esté pasando, puede conocer cosas de sí mismo que no sabía que existían y descubrir otras en alguien que jamás creyó que podrían existir, que no podrían ser reales. Y es que, en verdad, ¿qué hay más bonito en esta vida que el amor? El amor que llena, que consume, que nos da vida, que nos mata a veces, y que otras nos resucita.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario