Miento si te digo que estoy acostumbrada a que me afirmen de ti las preguntas que me digo. Sé más lo que debería sentir por lo que me cuentan que por nosotras; de hecho desde pequeña me dejaron claro que si estuviesen de mi piel ellos ya se la habrían arrancado, quizá yo soy un monstruo por seguir luchando, siempre he creído que es lo que te hubiese gustado. Me dicen que se lo cuentan todo, y no saben que yo empecé a escribir(te) porque creí que era el mejor modo de comunicarnos. Me comentan que tu abrazo es siempre el cielo como si yo no lo hubiese imaginado. Me asesinan cuando dicen que qué suerte tengo, si lo sé sin saberlo. Me dijeron que rezase por ti cuando sólo hiciste falta tú para desmontar los pilares de mi religión. Me pidieron que aguantara mientras ellos la tenían al volver a casa. Me consolaron y hablaron en tu nombre cuando no saben que yo tacharía de ruido cada sonido por conocer el que hace tu risa. Me compadecieron en vez de tenderme una mano. Se interesaron por el motivo y no trataron de reconstruir las consecuencias. Prefiero pensar que no sabían que mentían cuando decían que el tiempo cura, debe ser que nunca vieron el efecto invertido de ese segundero. De ti fui yo y de mí no sé qué fue tras el viento. Me hablaron de tu reflejo en mis gestos, de tu rostro en sus mejillas, le dieron vida a sus recuerdos. Me enseñaron a deshojar margaritas en busca de un 'te quiero' y yo sólo sé verte a ti en cada ramo.
Te quiero
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