domingo, 20 de abril de 2014

Arte

Y es que creo que sólo aquella persona que haya sentido por su cabeza un verso, o que alguna vez una frase le haya tatuado el corazón, o que una palabra se le haya escapado entre los dedos desesperada por ser desarrollada para llegar a ser la historia más bella jamás contada, puede entender lo que esto significa.
Sólo aquel que ha pasado noches discutiendo con esa inspiración, que siempre llega en el peor momento, y que te impulsa a lanzarte contra el folio, el cuaderno o la simple nota del teléfono, podría comprenderlo.
Aquel que admira la palabra de tantos maestros, da igual o no que alguna vez consiguieran reconocimiento, y la absorba, la viva y la sienta podría entenderlo.
Aquella que siente que jamás es suficientemente bueno, y gana horas y horas leyendo, echando de menos palabras que faltan, pero si faltan puede que estén de más.
Ese que ha dejado que sus manos, su corazón y su mente se reunan para crear algo loco, abarrotado de sinsentidos, algo puro.
Y es que aquel que aprende de lo que ve, que escucha lo que siente que empieza a admirar lo que envidiaba, que ve la belleza detrás de las palabras puede comprender que no encuentro mayor arte que el sentimiento sincero escrito en un papel, bueno malo azul o blanco, simplemente siendo espejo del corazón y tomando la mejor parte de la razón.

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