Y es que, aunque resulte contradictorio, creo que uno está verdaderamente mal cuando ya no siente el dolor, cuando todo le va hundiendo un poco más en la mierda, pero se acostumbra, cuando de tantos golpes llega el momento en que uno deja de doler, y así progresivamente, de tal modo que acabas riendo por cosas que te parten el alma, porque no quedan lágrimas y hay demasiadas sonrisas guardadas, estancadas, encadenadas. Y es que no hay nada más triste que eso, que sonreír de dolor, que el corazón se vuelva frío, e incluso cruel a veces, porque está en modo batalla, defendiendo apenas el hueco que deja para yo que sé ya qué.
Y es que en ese dolor quién se atrevería a sumergirse en mi vacío, en el vacío de alguien cuyo corazón sólo transmite.. frío. En quien ya no cree palabras y duda de los hechos, pero ¿cómo no hacerlo? Si la gente miente más que habla, actúa mas que anda, finge y para ello todos llevan máscaras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario