Tengo la sensación de que quiero decir algo, pero no sé el qué. De que prefiero no escuchar a que me ardan los oídos de tanto chirrido, pero al final siempre le doy la mano a la verdad, que es la única que no falla ninguna noche para salir, solo que a veces la dejan encerrada.
Tengo la sensación de quiero irme, de que quiero poder sentir que tengo todo a mi alcance, y que puedo escoger qué es lo que quiero tocar. Pero también siento que no hay que huir, que es mejor quedarse hasta que irse sea algo natural.
Creo que todo de alguna manera acaba, ya sea por decisión de uno, o del destino -que ni siquiera sé si creo en él- o porque la muerte siempre lo arrebata todo, y no creo en finales felices porque el final de algo con alguien siempre es otro alguien con otro algo roto.
Sé que me encanta volver a los lugares de siempre, porque me recuerdan todo aquello que he vivido y que me ha hecho estar hoy aquí, en el pueblo en el que he pasado tantos años y que ha sido testigo de tanta inocencia y de tanto castigo.
jueves, 24 de julio de 2014
Sin más
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