martes, 1 de julio de 2014

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-¿Puedo darte un beso?
+ No.
Y así se fue, sin comprender que darla un beso haría que ella volviese a dejarle ver lo vulnerable que se encontraba, que eso haría que ella quisiese otro, y una caricia, seguido de un prometido 'te quiero' que haría que a ella se le quebrase el corazón, dejando su mundo lleno de pequeños espejos en los que ella podía ver cada momento que le sangraba, como cuando le preguntó '¿por qué yo?' y el respondió '¿por qué no?' sorprendiéndola otra vez, como siempre, ya que nunca la daba lo que ella pedía, no la iba a consentir, él siempre la daba lo que veía que necesitaba, pero no la iba a decir las cosas más bellas porque ella las solicitase, sino cuando ella no las esperaba. Otro espejo reflejaba Gran Vía, y ella no pudo mirar; así pasó al siguiente, a la vez que despertó junto a un milagro; en otro le vio a él, vulnerable, necesitándola y ella, ahí, sólo lucho porque el alma de él no se le descosiese de los pies, que ya no querían caminar más. Continuó y vio uno, aparentemente ennegrecido, reconociéndolo, viendo su rostro reflejado, dándose cuenta que la mostraba lo que les llevo a aquel momento. Supo que el aire le faltaba, que podía vivir, pero que no quería, y se tumbó, dejando que cada espejo se clavase en su piel, y cerró los ojos.

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